Crónica de una crisis migratoria
- Jairo Morales Rodríguez
- 27 abr 2023
- 3 Min. de lectura
Hace unas semanas, de manera trágica, murieron 40 migrantes en un incendio suscitado en instalaciones del Instituto Nacional de Migración ubicado en Ciudad Juárez, Chihuahua. Esta desgracia es solamente la cúspide de una situación que no ha sido debidamente atendida por el Estado mexicano.
Si el Estado les garantizara lo mínimo en seguridad y en garantía de sus derechos humanos, otra historia sería. Güemez Ortiz señala que la más eficiente y disciplinada fuerza de trabajo que una nación puede tener es aquella que sale de su país para buscar mejores oportunidades económicas a cambio de trabajo arduo. Para el caso de las economías avanzadas, se ha demostrado que, ante un aumento de una unidad porcentual del flujo de entrada de inmigrantes sobre el empleo total, el producto se incrementa en 1% para el quinto año, pues pueden aportar una diversidad de competencias y habilidades que terminan por complementarse y dar como resultado una mayor productividad.
Así que, si hoy se sigue replicando un discurso humanitario, entonces este debería venir acompañado de un presupuesto que permita garantizar un tránsito seguro por México. La realidad no ha sido así. Simplemente, de acuerdo con Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, a pesar de que, cada año las solicitudes de asilo han roto récords, el presupuesto de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) se ha reducido; por ejemplo, en 2021, le fueron asignados únicamente 44 millones de pesos, mientras que los cálculos acerca de las necesidades de la misma dependencia alcanzaban los 200 millones de pesos: ni siquiera se pudo cubrir la cuarta parte de sus gastos.
La Figura 1 muestra el presupuesto correspondiente al Instituto Nacional de Migración a partir de 2016, donde se aprecia una drástica reducción de la cantidad asignada del 2018 al 2019; no obstante, a partir de ese último año, la tendencia es nuevamente al alza, aunque son aumentos apenas marginales y es, hasta 2023, que alcanza los niveles previos al presente sexenio. Aunado a ello, esta dependencia se ha visto plagada, históricamente, por escándalos de corrupción y, sin duda alguna, la tragedia del incendio vuelve a poner el foco de atención en su incompetencia.
Figura 1. Presupuesto anual del Instituto Nacional de Migración, 2016-2023.

Ahora, para entender mejor las múltiples causas de la migración y generar, al menos, un gramo de empatía, puede ser útil imaginarnos un poco su situación. Imagina que tienes que abandonar tu hogar, no sabes si algún día volverás y sólo puedes llevarte una mochila, ¿Qué guardarías? No te quieres ir, te tienes que ir: posiblemente sea porque llevas semanas, meses o años sin juntar un centavo y no sabes cómo va a sobrevivir tu familia los siguientes días o quizá fue la delincuencia organizada, pues llegó a tu comunidad y has visto que están reclutando a los hijos de tus vecinos. Ten cuidado del clima, del crimen organizado, de los polleros y de las autoridades de migración; todos querrán quedarse un pedazo de ti a lo largo del trayecto.
En el minuto en el que atraviesas esa puerta, dejas de ser tú, dejas de llamarte María, Pedro, Francisco, para convertirte en un “problema público”, un “asunto por atender”. Ahora eres el motivo de odio de Trump, el discurso de Biden, el centro de una política humanista que sólo existe en el discurso y la cifra que abarrota los refugios. Te conviertes en políticas públicas de plastilina y el terror de los habitantes del lugar que pisas.
Hoy, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en México está recibiendo, en tres días, las solicitudes de refugio que recibía en todo 2015. Precisamente en eso te conviertes: en la estadística. No era un refugio, se trataba de una oficina que ya se había cerrado, porque las estancias no eran aptas para tener a las personas, pero volvieron a abrir sin aceptar las observaciones de diversas organizaciones internacionales en la materia.
¿Quién se va a quejar? Al final, hoy eres mitad tu historia, mitad un problema internacional. Si hay un incendio, seguramente lo iniciaste tú o los otros. Estás encerrado, pero no detenido, y tienes miedo a que te regresen o a morir quemado. Van a decir tu nacionalidad muchísimo antes que tu nombre, porque eres la estadística, eres el problema por atender.
¿Qué guardaste en esa mochila? Si en esa mochila habías puesto un sueño, hoy te lo acaban de robar.
Comentarios